A partir de Nietzsche, la idea de que Dios ha muerto dominó el saeculum, anticipando una idea destructiva para la Iglesia católica, cuyos resultados vemos hoy, con Bergoglio.
La idea de que Dios está muerto es ciertamente una idea que surge en un clima en el que los cooperadores del Mal han ganado cada vez más terreno.
Los cooperadores del Mal han modificado y manipulado la realidad del saeculum, y quienes han reflexionado sobre él han reflexionado sobre una realidad que fue creada por una fuerza, el Mal, que operaba para favorecer su ganancia de función en el saeculum en detrimento de el espíritu que conduce a Dios.
Como, a día de hoy, tenemos tantas evidencias de que necesitamos reescribir la Historia, en consecuencia, hay que reconsiderar la filosofía.
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