¿Qué pasa con
esta ciudad, este estado donde vivo ahora?
He pensado en
ello.
He reunido los
pros y los contras.
Me encanta la
calma, la falta de aglomeraciones, la tranquilidad.
Las personas son
más reales, a veces también de forma animal.
La familia es un
vínculo fuerte.
Y me enseñó a
escuchar en sus bosques, donde aprendí el silencio de la espera.
Y me salió
naturalmente aprender, caminando por sus takas, en los momentos más
oscuros de los últimos dos años, cuando la locura ha reinado.
Y me volví más
sagrado, porque me encontré en una ciudad de hombres lejos de mí, aislado. En ella
desarrollé esos componentes que enseñan a escuchar, solo porque entonces las
palabras se habían vuelto inútiles. Y entendí que tenía que mirar adentro para
ver más allá del horizonte del saeculum en el que vivía, porque ahora yo
soy inútil por las palabras.
Y el hombre que
fui ahora es otro, que vive en un refugio donde las respuestas llegan después
de un largo silencio sufrido.
Y vivo en tierra
de nadie, donde me preparo para volar más allá del horizonte, en cualquier día
por venir.
Ya no tengo
tierra, idioma, patria, vivo en un lugar que es siempre el mismo y sin
fundamento.
Y es más difícil
reconocerse en un hombre que ya no está, que ya no soy más.
Wer bin ich
eigentlich?
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